Piensa en la luz que proviene de las estrellas, que están a kilómetros y kilómetros de nosotros. Esa luz nunca deja de viajar por el universo. Esa luz no se extingue, no muere. Y nuestra luz, nuestra energía, también sigue viviendo. ¿Y sabes de qué está hecha nuestra luz? Está hecha de amor. Un amor fuerte, más fuerte que las barreras del tiempo y del espacio.
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